La envolvente o cerramientos de los edificios ha cobrado un especial protagonismo en los últimos años como consecuencia de la mentalización de los propietarios de los edificios con relación a la eficiencia energética. Ésta constituye un aspecto fundamental cuando hablamos tanto de confort en el hogar como de la economía doméstica y empresarial.
Tanto en obras de nueva planta como en obras de rehabilitación y también en industrias, se realizan actuaciones destinadas a la mejora de la eficiencia energética de los edificios. No sólo con la disposición de aislamientos térmicos, sino también con sustitución de carpinterías y acristalamientos con mejores prestaciones térmicas. O la dotación de sistemas de producción de agua caliente sanitaria mediante energía fotovoltaica o solar.
Una vez terminado el edificio, éste requiere de un mantenimiento que debe ser interpretado desde el punto de vista preventivo. Es decir, con intención de que no aparezcan patologías futuras que pueden ser perjudiciales para el edificio, además de garantizar el buen funcionamiento de la maquinaria que pueda estar centralizada: placas solares, máquinas de aire acondicionado, antenas, etc.
Planificación del trabajo
Cuando se habla de trabajos de instalación y mantenimiento en los cerramientos y la envolvente de los edificios, es esencial planificar el trabajo, de modo que se establezca un procedimiento o método específico para la actuación.
Este procedimiento o método debe entenderse como el conjunto de acciones, medios humanos, sistemas, equipos, maquinaria y materiales que se hacen necesarios para ejecutar un trabajo de forma segura.
En este sentido, uno de los principios de la acción preventiva previstos en el artículo 15 de la Ley 31/1995, de prevención de riesgos laborales, establece que se debe anteponer la protección colectiva a la individual.
Protecciones en las tareas de instalación y mantenimiento en los cerramientos
Sin embargo, esto no siempre es posible, y son numerosas las ocasiones en las que, tanto en la instalación como en el mantenimiento de elementos de fachada y cubiertas, se hace necesario el uso de equipos de protección individual.
Si hablamos de obras, tanto en fachadas como en cubiertas, lo habitual suele ser utilizar líneas de vida provisionales, desmontadas a la finalización del proyecto y consideradas en la normativa como equipos de protección individual.
Por su parte, cuando nos referimos al mantenimiento, el mayor volumen de actividad suele llevarse a cabo en las cubiertas de los edificios. Cubiertas que no siempre tienen protección perimetral con una altura superior a un metro, lo que supone un riesgo de caída a distinto nivel para los trabajadores que realicen tareas de mantenimiento.
En este último supuesto se hace imprescindible la utilización de líneas de vida permanentes. Éstas deben ser instaladas por personal cualificado, con conocimientos específicos y con material normalizado y de fabricante reconocido. Es la primera garantía de que la instalación será eficaz.
¿Qué es una línea de vida?
Las líneas de vida son sistemas anticaídas, homologados y certificados, a los que el trabajador debe fijar el sistema compuesto por: conector, absorbedor de energía, elemento de amarre y arnés de seguridad; y cuya función es la prevención de caídas cuando se realizan trabajos en altura.
En este sentido, Workprotec es una empresa autorizada por los fabricantes más reconocidos de sistemas anticaídas para la instalación e inspección de dichos sistemas.
Tipos de líneas de vida
Existen dos tipos de línea de vida:
- Temporales: Se instalan y se utilizan durante la ejecución de las obras, desmontándose completamente a la finalización de éstas. Se utilizan en trabajos en cubiertas y fachadas.
- Permanentes: Se instalan en el edificio una vez terminado éste, en zonas en las que existe riesgo de caída a distinto nivel, y se emplean para tareas de mantenimiento, normalmente en cubiertas.
Requisitos de instalación en líneas de vida
Entre los requisitos fundamentales a considerar durante su instalación, se encuentran los siguientes:
- Garantizar que los dispositivos de anclaje y los puntos sobre los que éstos se fijan son los adecuados.
- Elegir el sistema más idóneo al edificio sobre el que se instalará.
- Planificar la ubicación de la línea de vida, de forma que dé respuesta a las necesidades del trabajo a realizar con ella a posteriori.
- Realizar la instalación siempre conforme a las instrucciones del fabricante.
- Que sea materializada por una empresa especializada y autorizada por el fabricante.
Mantenimiento de las líneas de vida permanentes
En cumplimiento de lo establecido en la norma UNE EN 795:2012 y UNE EN 353, las líneas de vida deben ser revisadas siempre por personal cualificado y su mantenimiento se hace necesario cada año o después de haber soportado el esfuerzo de una caída.
Como conclusión, cabría plantear la siguiente pregunta: ¿Quién puede realizar esta instalación y posterior mantenimiento de los cerramientos? Únicamente una empresa como Workprotec, autorizada y acreditada por el fabricante, que tenga acceso a las piezas originales del sistema instalado y que puedan contar con su asesoramiento en cualquier situación.
Fuentes
Arquitecto técnico y Técnico PRL
Formador en Seguridad y Salud en la Fundación Laboral de la Construcción y Colegios Profesionales de Arquitectos y Arquitectos Técnicos.
Elaboración de estudios y estudios básicos de seguridad, asesoramiento a empresas para la redacción de planes de seguridad y salud y documentos de gestión preventiva.
Coordinador de seguridad y salud en fase de ejecución.
