Trabajos en tejados

trabajos en tejados

Lo que más diferencia a las distintas tipologías de cubiertas, además de los materiales que en ellas se utilizan, estriba en la pendiente de evacuación. Las cubiertas planas se ejecutan con una pendiente de hasta el 5%, por lo que cabe pensar que a partir de esa pendiente podrían ser consideradas como cubiertas inclinadas.

Dentro de éstas últimas se encuentran los tejados, que según la Real Academia Española de la Lengua son la “parte superior del edificio, cubierta comúnmente por tejas”.

Dentro del R.D. 1627/1997, de disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras de construcción, en el punto 3.b) de la Parte C y Anexo IV, de disposiciones mínimas específicas relativas a puestos de trabajo en las obras en el exterior de los locales, se establece que “los trabajos en altura sólo podrán efectuarse, en principio, con la ayuda de equipos concebidos para tal fin o utilizando dispositivos de protección colectiva, tales como barandillas, plataformas o redes de seguridad. Si por la naturaleza del trabajo ello no fuera posible, deberá disponerse de medios de acceso seguros y utilizarse cinturones de seguridad con anclaje u otros medios de protección equivalente”.

De nuevo, el riesgo más grave al que están sometidos los trabajadores que desarrollan tareas sobre los tejados es el de caída a distinto nivel, con las gravísimas o fatales consecuencias ya conocidas. Los principales motivos de estas caídas suelen ser la ausencia de protecciones colectivas y la falta de uso de equipos de protección individual adecuados.

Y en este sentido, referimos de nuevo uno de los principios de acción preventiva, recogido en el artículo 15 de la Ley 31/1995, de prevención de riesgos laborales, que establece la necesidad de anteponer las protecciones colectivas a las individuales.

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Protecciones colectivas en tejados

Para que la protección colectiva de un tejado sea eficaz, debiera planificarse la instalación de un sistema de protección de borde que permitiese ejecutar todo el tejado sin necesidad de retirar dicha protección. Y que ésta se desinstalase, desde la parte exterior del tejado, una vez concluido éste en su totalidad.

En este sentido, el sistema de protección de borde más habitual es el recogido en la norma UNE-EN 13374, que clasifica los sistemas en tres tipologías:

1. Clase A:
  • Para instalación sobre superficies horizontales o con poca pendiente, con un ángulo de inclinación de hasta 10º.
  • Resisten cargas estáticas.
2. Clase B:
  • Para instalación con una pendiente ≤30º, sin limitación de altura de caída o con una pendiente ≤60º y una altura de caída menor de 2,00 metros.
  • Proporcionan una resistencia para cargas estáticas y fuerzas dinámicas de baja intensidad.
3. Clase C
  • Detener la caída de una persona que se desliza por una superficie moderadamente inclinada, entre 300 y 450 sin limitación de altura de caída.
  • Detener la caída de una persona que se desliza por una superficie con una inclinación de entre 450 y 600 y una altura de caída menor de 5 m.
 

Imagen: Esquema de componentes de los sistemas de Clase A, B y C
Fuente: Fundación Laboral de la Construcción – lineaprevencion.com

Estos sistemas, técnicamente concebidos para ser utilizados durante la ejecución de un tejado, ya conviven con otros que permiten realizar trabajos sobre estos y durante la vida útil de un edificio. Dos ejemplos de dichos trabajos son la dotación de una instalación fotovoltaica o las tareas de mantenimiento.

Nos estamos refiriendo a sistemas de protección de borde temporales, que no requieren fijaciones ni anclajes al edificio existente. Según declara el fabricante este sistema es conforme a la norma UNE-EN 13374, y cumple los requisitos establecidos para la clase C:

 

Imagen: Sistema de protección de borde, clase C. Fuente: Anticaídas Solutions

Trabajos en tejados con equipos de protección individual

Es la solución menos deseable, pero también se hace necesaria para la propia colocación de las protecciones colectivas citadas en el apartado anterior, pues no olvidemos que uno de los principios de la acción preventiva es el de evitar los riesgos en el origen, por lo que se debe procurar evitar la caída incluso durante la colocación de los sistemas de protección colectiva.

En esta situación, el sistema anticaídas debe ser fijado a líneas de anclaje, debidamente instaladas o alternativamente de forma directa a dispositivos de anclaje. Unas u otros dependerán de la zona de actuación, el área, en metros cuadrados, sobre la que se trabajará, posibles elementos sobre los que instalar las líneas temporales o los dispositivos de anclaje y, por supuesto, la necesidad de movilidad de los trabajadores sobre el tejado.

 

Imagen: Dispositivo de anclaje, clase A2. Fuente: Delta Plus

 

En cualquier caso, volvemos a resaltar la necesidad de que cualquier trabajo, sea de construcción o de mantenimiento, sobre un tejado, requiere de un estudio y planificación previos, por personal técnico especializado en trabajos en altura.

Fuentes

Fernando Espinosa Gutiérrez
Fernando Espinosa Gutiérrez
Arquitecto técnico y Técnico PRL

Formador en Seguridad y Salud en la Fundación Laboral de la Construcción y Colegios Profesionales de Arquitectos y Arquitectos Técnicos.
Elaboración de estudios y estudios básicos de seguridad, asesoramiento a empresas para la redacción de planes de seguridad y salud y documentos de gestión preventiva.
Coordinador de seguridad y salud en fase de ejecución.

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